El Software Libre cada vez goza de mayor penetración dentro de la comunidad universitaria. Cada vez son más los profesores que cuelgan enlaces a programas como LibreOffice o las asignaturas en las que se trabaja con aplicaciones libres (y que en su gran mayorÃa son también gratuitas).
Nuestro puesto en el ranking 2013 de Universidades en Software Libre era el 39ª entre 72. Vamos, que bien, que podrÃamos ser el último, ¿no? Si es que… el que no se consuela es porque no quiere.
El paso de un modelo a otro puede ser en ocasiones farragoso y algo complicado. Sin ir más lejos, recuerdo el profesor que al ver un gráfico de LibreOffice decÃa por sistema “eso está mal”, no porque estuviera mal, sólo que asociaba los gráficos de Microsoft Office a las respuestas correctas (un método muy parecido al de corregir según caigan los trabajos). Pero no es su culpa, o no al 100%, ni tampoco de las instituciones, ni mucho menos de los alumnos (muchos de los cuales usan a diario aplicaciones libres sin saberlo). La culpa es de todos y ninguno en general.
Echarse las culpas es algo muy cainita, algo muy “nuestro”, y algo que debemos aparcar a un lado y centrarnos más en cómo y cuándo solucionarlo. La propuesta que desde algunas instancias se hace es clara: la creación de una Oficina del Software Libre en la Universitat de València. Una OSL es mucho más que un agente creador de “documentos consultivos”. Una OSL crea una imagen más cercana y amigable del SL, da soporte, ayuda a su distribución, apoya el desarrollo de nuevo software, asesora y supervisa a diferentes colectivos en la implantación del mismo y forma a la comunidad universitaria en el uso de las herramientas libres.
Son muchas universidades las que ya cuentan con esta herramienta, como la Miguel Hernández o la Universidad de Granada (la cual goza de la primera posición en el ranking). Funcionan y colaboran entre sÃ, dando soporte a los usuarios, resolviendo dudas y haciendo cursos de formación para la comunidad.
Ahora más que nunca toca dar el paso. La Universitat de València no puede quedarse atrás. Y mucho menos, dejar abandonados a los usuarios a su suerte. Tener las herramientas no significa saber usarlas.
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